La capacidad para tomar decisiones es una de las competencias que por excelencia un directivo debe de manejar con agilidad. Sin embargo surgen algunas dudas sobre como nuestro cerebro toma las decisiones.
¿En que medida al tomar decisiones lo hace nuestro inconsciente o tomamos medidas racionales después de pensarlo? ¿cómo decide nuestro cerebro?
Seguramente sea fácil que recuerdes a alguien de tu entorno profesional o personal que tome decisiones con relativa facilidad y otras personas se bloqueen totalmente a la hora de elegir una opción u otra. ¿Cuál es la diferencia entre una persona y la otra?
Tenemos que ser conscientes de que las emociones están presentes en todo momento la hora de tomar decisiones. Y eso nos pone sobre la mesa el asunto de si es posible tomar decisiones de forma intuitiva o es mejor usar la pura racionalidad.
La respuesta a esta duda es el camino medio, es decir, nosotros usamos una parte racional a la hora de tomar las decisiones, pero sobre toda esa superficie de mente lineal tenemos funcionando a nuestro supercomputador intuitivo, mucho más potente que el racional y con miles de emociones.
El 20% de la energía del cuerpo es usada por el cerebro para sacar datos de la memoria y así poder hacer predicciones y elucubraciones.
Nuestro cerebro procesa tanta información en nuestro inconsciente que si la tuviéramos presente en nuestro pensamiento sería un caos mental.
Por ejemplo, estas son decisiones que tomamos habitualmente en nuestra vida:
¿Me caso o no me caso? ¿Me voy a de viaje o me quedo aquí? ¿ Tomo este trabajo o sigo en el mío?
Tenemos varias opciones si nos centramos en la última pregunta:
1 Tomo este trabajo
2 Sigo en el mío
3 No estoy seguro / Otras opciones
¿Qué hace que mi cerebro diga, TOMO ESTE TRABAJO?
Esto tiene que ver con actos racionales, aunque antes de que emitas una categoría de “tomo este trabajo o no”, se puede ver una actividad sensorial en el cerebro, es decir que antes de que racionalmente me incline hacia una opción, instintivamente ya la he tomado, así podríamos decir que pese que nuestro neocortex trata de racionalizar todo esto, existe una fuerza más profunda emocional que ya nos ha indicado hacia donde nos dirigimos y de hecho si nos guiamos más por la razón nos quedará una sensación extraña en el cuerpo.
[blockquote]Nuestro cerebro procesa tanta información en nuestro inconsciente que si la tuviéramos presente en nuestro pensamiento sería un caos mental[/blockquote]
Además cuando tomamos una decisión, solemos aumentar los beneficios y exagerar los de la opción elegida y menospreciamos las ventajas de las que hemos rechazado con un intento por el cerebro de tranquilizarnos.
Algunas veces nos autoconvencemos por elegir lo que deciden otros en la misma situación, más que lo que nos dice el instinto tratando de autoprotegernos en caso de una decisión mal tomada. La libertad de decidir muchas veces no nos da la felicidad y muchas veces preferimos que elijan por nosotros, por eso muchas veces preguntamos a nuestro entorno, para afianzar aún más una decisión que ya he tomado.
Consejos para tomar buenas decisiones:
– Déjate guiar por los instintos: está demostrado que las decisiones por el inconsciente suelen ser las acertadas. Cuando hemos de tener en cuenta muchos factores nuestro Inconsciente actúa de manera rápida y efectiva seleccionando la información importante y descartando aquello que no lo es.
– Arriésgate: Las malas experiencias nos afectan menos de lo que solemos pensar en un principio que nos van a afectar. Arriesgarse es más inteligente de lo que parece.
– Ten en cuenta tus sentimientos: hasta hace poco pensábamos que teníamos que ser racionales. En investigaciones recientes se ha probado que personas que tienen dañado parte del cerebro destinado a las emociones tienen muchos más problemas para tomar decisiones muy sencillas que para el resto de los personas. Nuestra emotividad nos da pistas sobre lo que necesitamos en cada momento.
Todos los días tomamos decisiones, de comprar una marca, tomar un camino u otro, elegir un restaurante u otro. Fíjate en cómo eliges una opción y descartas otras, te darás cuenta que el proceso es más emocional que racional por lo que en las decisiones importantes deja que tu inconsciente (mucho más potente que el consciente) te guíe.
Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Socio Director