Si hacemos una revisión por las webs corporativas de la visión y misión de las primeras grandes empresas que nos vienen a la mente, encontraremos mucha variedad y confusión. Hay empresas que llaman visión a lo que otras denominan misión y viceversa. Pocas personas, incluyendo directivos de cultura y de RRHH de organizaciones, tienen claro qué es realmente la visión y la misión, lo que puede resultar sorprendente. Pero lo más difícil es encontrar una visión realmente bien diseñada. ¿Qué es lo que debe tener una visión organizacional? ¿Qué errores más comunes se cometen? A continuación detallo la respuesta de los expertos y también desde mi experiencia asesorando organizaciones desde hace 15 años.
Crear una visión efectiva tiene un enorme impacto en los resultados de una organización, porque tiene el llamado efecto melé, la jugada de rugby donde todo los jugadores del equipo empujan en la misma dirección para conseguir el balón. Si la visión está realmente bien diseñada, todos los empleados de la organización tendrán muy claro adónde quiere ir la compañía y por tanto sus conductas y decisiones estarán alineadas con ese rumbo claro. Y por otro lado, todos los empleados se sentirán motivados por dicha visión, y estarán mucho más comprometidos con ella.
En primer lugar, hay 3 errores comunes que se suelen cometer:
- Diseñar una visión demasiado vaga y poco concreta: no transmite nada, por tanto es humo vacío. Por ejemplo, no es válido decir: “Queremos convertirnos en la mejor empresa del sector de los seguros”. Hay que completar dicha declaración especificando “en qué será mejor” o “Cómo lo hará”. Probablemente este sea el error más común, la excesiva vaguedad. Desde hace años la sostenibilidad es un imperativo empresarial, y prácticamente todas las empresas incluyen la sostenibilidad en sus visiones empresariales. Esto sin duda es positivo, pero muchas se quedan en la mera superficialidad diciendo simplemente que contribuyen a la sostenibilidad del planeta.
- Crear una visión demasiado concreta y por tanto rígida: No podemos incluir elementos demasiado específicos como por ejemplo un software diferencial o un producto concreto que tengamos. Si es así, la visión se puede quedar obsoleta en muy poco tiempo debido a la enorme velocidad con la que los cambios se suceden en el mundo empresarial.
- Redactada con jerga demasiado técnica o con lenguaje complejo y sofisticado.
- Imaginable: transmite una imagen de cómo será el futuro que se desea para la organización.
- Motivadora: conecta con los intereses y motivaciones a largo plazo de empleados, clientes, accionistas y resto de agentes relacionados con la empresa.
- Factible: incluye objetivos realistas y alcanzables.
- Clara y sencilla: es lo bastante clara como para proporcionar directrices para la toma de decisiones.
- Flexible: al mismo tiempo, es lo bastante general como para permitir la iniciativa individual y respuestas alternativas en caso de condiciones cambiantes.
- Comunicable: debe ser fácil de comunicar, que pueda explicarse con éxito en 5 minutos.
Como vemos, es una labor difícil y que requiere una reflexión profunda de la alta dirección de una empresa, además de un importante trabajo en equipo. Y por supuesto, es recomendable que el equipo directivo se deje orientar y asesorar por un experto en la materia. No cabe duda que es una labor fundamental tanto si se quiere aprovechar todo el talento de la organización moviéndose en la misma dirección como si se pretende abordar una transformación de la cultura.
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Javier Carril
Socio de Execoach
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