Convertir una pyme en una multinacional no es solo cuestión de inversión o expansión geográfica; es, ante todo, una cuestión de estrategia y también de transformación de mentalidad de sus líderes. Muchos empresarios logran que sus negocios prosperen a nivel local o nacional, pero pocos consiguen dar el salto a un mercado global y no saben que están haciendo mal.
La clave radica en adoptar una mentalidad de crecimiento, acompañada de políticas sólidas en todas las áreas, especialmente en la cultura de la empresa y en el área de recursos humanos. La expansión internacional requiere estructuras organizativas bien definidas, procesos eficientes y una cultura empresarial que fomente la innovación y la adaptación.
Las actitudes más importantes que necesita el equipo directivo de una empresa en su proceso de consolidación como multinacional, y, que indicarán que ya han adquirido esa mentalidad de crecimiento necesaria para conducirla hasta allí, son fundamentalmente cinco:
1. Pensar en grande
El primer paso para crecer y pasar de lo local a lo global es abandonar la mentalidad de «negocio pequeño». Los directivos de pymes deben visualizar su empresa como una futura multinacional desde el inicio. Esto implica:
- Construir una marca global, con valores y mensajes que conectan con diferentes potenciales clientes.
- Estandarizar procesos para garantizar la eficiencia y la calidad de todas las operaciones que se realicen.
- Realizar estudios previos sobre competencia, normativas y cultura de en los diferentes mercados.
- Invertir en tecnología y digitalización, lo que facilita la escalabilidad y la gestión de operaciones en distintos países.
No se trata solo de vender más, sino de estructurar la empresa para que pueda operar sin problemas en diferentes países.
2. Transformar la cultura de la empresa
Uno de los factores que más influye en el éxito de una empresa en su proceso de internacionalización es su capacidad de evolucionar culturalmente. Expandirse a nuevos mercados implica adaptarse a diferentes formas de trabajo, estilos de liderazgo y expectativas laborales.
Para lograrlo, es fundamental:
- Definir y consolidar valores organizacionales, asegurando que la cultura empresarial se mantenga alineada con la estrategia de crecimiento.
- Fomentar un liderazgo flexible, que pueda gestionar equipos multiculturales y entornos de trabajo diversos.
- Promover una comunicación abierta y eficaz, garantizando que los empleados de distintas sedes compartan la misma visión y objetivos.
- Crear una cultura de innovación y aprendizaje, en la que el cambio sea visto como una oportunidad y no como una amenaza.
Las empresas que no trabajan en su transformación cultural corren el riesgo de enfrentar desafíos internos, como resistencia al cambio, conflictos en la gestión del talento o pérdida de identidad corporativa. Por ello, la expansión debe ir acompañada de una evolución en la mentalidad y valores de la organización.
3. Salir del Micromanagement.
Uno de los errores comunes en las pymes es mantener una gestión demasiado centralizada en el fundador o en un pequeño grupo de directivos. Para crecer, es esencial:
- Delegar responsabilidades, formando equipos de alto rendimiento que puedan tomar decisiones de manera autónomas.
- Implementar sistemas de control y medición del desempeño, para tomar decisiones en relación a contratación, valoración del desempeño y despido basadas en hechos objetivos y no en intuiciones o en el apego emocional.
- Contratar talento especializado, a veces senior, con experiencia en diferentes áreas de negocio o mercados.
Aquí es donde la gestión de recursos humanos se vuelve clave para garantizar que la organización cuente con los profesionales adecuados para expandirse globalmente.
4. Desarrollar una estrategia de RR.HH.
El capital humano es el activo más importante de una empresa en expansión. No basta con contratar empleados, la base del crecimiento sostenible en una organización es desarrollar una estrategia robusta de recursos humanos que abarque:
Procesos de selección rigurosos
Para pasar de pyme a multinacional, el proceso de selección debe estar alineado con la visión global de la empresa. Esto implica:
- Definir perfiles de puesto claros y alineados con la estrategia de crecimiento.
- Utilizar pruebas técnicas y psicométricas para evaluar competencias clave.
- Realizar entrevistas estructuradas y basadas en datos, evitando decisiones impulsivas.
Contratar con rigor evita problemas futuros y garantiza que la empresa cuente con el mejor talento para afrontar los retos del crecimiento.
Evaluaciones de desempeño
Una empresa en crecimiento necesita asegurarse de que su equipo rinda al máximo. Para ello, debe implementar sistemas de evaluación de desempeño que permitan:
- Identificar fortalezas y áreas de mejora en los empleados.
- Premiar el rendimiento y motivar a los equipos con incentivos y planes de desarrollo.
- Tomar decisiones sobre ascensos, formación y reestructuración con base en datos objetivos.
Las evaluaciones no deben ser vistas como un control, sino como una herramienta de crecimiento tanto para el empleado como para la empresa.
Planes de Carrera
Uno de los mayores desafíos de las empresas en crecimiento es la fuga de talento. Para evitarlo y que la gente quiera quedarse es fundamental desarrollar un plan de carrera que:
- Ofrezca oportunidades de crecimiento interno para los empleados con alto potencial.
- Defina rutas de ascenso claras y transparentes, para que los empleados vean futuro dentro de la organización.
- Impulse programas de formación y capacitación, manteniendo a los equipos actualizados y motivados.
Un empleado que tiene posibilidades de crecimiento dentro de la empresa estará más comprometido y motivado.
Retención del Talento: La Clave para la Continuidad
No basta con atraer talento, hay que retenerlo. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Salarios y beneficios competitivos, acordes con el mercado.
- Un ambiente de trabajo positivo y una cultura empresarial fuerte.
- Flexibilidad laboral y políticas de conciliación entre vida y trabajo.
Las empresas que cuidan a su gente logran mayor estabilidad y productividad a largo plazo.
5. Tener una mentalidad de innovación y aprendizaje constante
Una empresa que aspira a ser multinacional no puede quedarse en su zona de confort. Sus líderes deben fomentar una cultura de innovación y aprendizaje continuo:
- Estar abierto al cambio y la adaptación, ajustando estrategias de cualquier índoles cuando sea necesario.
- Establecer una cultura de feedback en la que exista una apertura a escuchar a los empleados y al mercado para detectar oportunidades de mejora.
- Invertir en formación de los equipos y en su desarrollo, asegurando que los trabajadores y el equipo directivo se mantengan actualizados.
El éxito a largo plazo pertenece a las empresas que evolucionan constantemente .
Convertirse en una multinacional no es solo una cuestión de expansión geográfica, sino de transformación organizacional y mentalidad de crecimiento .
Los directivos de pymes deben adoptar una visión estratégica que incluya:
- La profesionalización de la gestión para delegar y tomar decisiones basadas en datos.
- Una transformación cultural que garantiza la adaptación a los mercados internacionales.
- Procesos sólidos en recursos humanos, con selección rigurosa, evaluaciones de desempeño y planos de carrera.
- Una cultura de innovación y aprendizaje, para mantenerse competitivo en los mercados globales.
El camino no es fácil, pero con la mentalidad adecuada y una gestión estructurada, cualquier pyme tiene el potencial de convertirse en una empresa global.
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Rosa Cañamero
Coach Ejecutivo MCC por ICF & Consultora de Transformación Cultural
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