Los pasados dos días he estado impartiendo un curso a directivos de una multinacional. Los participantes estaban desanimados y algo enfadados con el entorno hostil en el que tienen que desarrollar su trabajo, así como del comportamiento agresivo de sus jefes. Uno de las primeras ideas que conté en el curso es la diferencia entre el círculo de preocupación y el círculo de influencia.
El círculo de preocupación es el área en el que no podemos influenciar, controlar o cambiar, y sin embargo nos genera un enorme estrés y ansiedad. Ejemplos claros son la crisis económica, la política del gobierno o el comportamiento de mi jefe. El círculo de influencia es la zona donde sí podemos influenciar, que es fundamentalmente mis decisiones, mis comportamientos y mis acciones. Es decir, qué tengo que mejorar, cambiar o dejar de hacer.
Todo es una cuestión de atención. Aquello en lo que ponemos atención en nuestra vida es aquello que crece inevitablemente. Si ponemos nuestro foco de atención y energía en el círculo de preocupación, esto crecerá y llegará a ahogarme hasta destruir mi autoconfianza y seguridad.
Sin embargo, si focalizo toda mi energía en el círculo de influencia, en lo que puedo yo hacer, cambiar o mejorar, mi círculo de preocupación se reduce progresivamente hasta casi desaparecer. Esta es la actitud de los líderes, de los profesionales con éxito.
En el curso, los participantes, a pesar de conocer el concepto desde el inicio, caían una y otra vez en el círculo de preocupación, quejándose del entorno de su empresa, de la conducta de su jefe, de la falta de rigor y seriedad de sus pares, etc. Una y otra vez yo les insistía que no desgastaran su energía ahí, y les invitaba repetidamente a que se focalizaran en su círculo de influencia. ¡Qué difícil es evitar la tentación de quejarme, hacerme la víctima y no hacer nada por resolverlo! Sin embargo, las consecuencias para mi bienestar y mi productividad son absolutamente nefastas.
¿Y tú? ¿En cual de los dos círculos te focalizas con más frecuencia?
Javier Carril
Socio de Execoach