Tradicionalmente el coaching individual está enfocado en la mejora de habilidades para aumentar el rendimiento en la empresa. Otra modalidad es el programa coaching de equipos enfocado en la cohesión y en la creación de equipos responsables y altamente efectivos.
Sin embargo, el coaching estratégico se centra en la mejora del negocio directamente. No olvidemos que una empresa subsiste cuando tiene clientes que traen beneficios y negocio, por lo que este tipo de coaching trata de utilizar toda la inteligencia de la compañía con el fin de analizar todas las fibras de las que está compuesta una organización con el fin de detectar los problemas que están causando que el nivel de rendimiento de la empresa no sea el esperado.
La falta de liderazgo, una escasa conciencia sobre la cultura que subyace en una empresa, no tener una estrategia completamente definida y clara para todos los empleados, un sistema organizativo anticuado o que despista a los trabajadores por no tener clara su línea jerárquica, incluso unas herramientas anticuadas o no ajustadas a las necesidades de los empleados para llevar a cabo la labor diaria entierran la productividad de la empresa y por consiguiente su beneficio.
También hay que tener en cuenta que unos errores afectan a otros. Esto quiere decir que una falta de liderazgo puede provocar una mala estrategia en la compañía y al final ofrecer productos no totalmente adaptados a los clientes que provocan perdida de confianza en la marca y al final tensiones en el comité de dirección que se traslada directamente al resto de los empleados y finalmente al cliente de nuevo y esto se vuelve como la pescadilla que se muerde la cola.
Debido a este entramado tan complicado se requiere de herramientas complejas como el coaching estratégico organizacional que lo que tratan es de desenmarañar este lio de problemas que puede hacer que se pierda hasta el consultor más experimentado.