Ser jefe puede sonar como el sueño dorado de muchos: buen salario, respeto y la última palabra en las decisiones. Pero, en realidad, el paquete premium del liderazgo viene con un combo de estrés, agotamiento y, sí, un poquito de soledad. Según el informe «State of the Global Workplace» de Gallup, los directivos tienen más probabilidades que los empleados de nivel intermedio de experimentar emociones negativas como ansiedad, tristeza e incomprensión. Vamos, que no todo es tan glamuroso como parece.

Los altos cargos suelen enfrentarse a una montaña rusa emocional que afecta su bienestar psicológico. Mientras que un empleado puede quejarse con su compañero de al lado o pedir consejo a su jefe, el directivo, en el mejor de los casos, solo tiene a su jefe directo… si es que lo ve.

La presión, el aislamiento y el agotamiento forman parte de la gestión emocional de un líder

El problema no es solo estar rodeado de personas que no comparten sus problemas, sino que muchos líderes terminan aislándose sin darse cuenta. 

Uno de los enemigos número uno de los altos ejecutivos es el síndrome de burnout  , esa sensación de estar constantemente agotado, como si corrieran una maratón sin meta. Según el informe global de Adecco Group, el 68% de los altos cargos sufren este síndrome, que se manifiesta con:

  • Agotamiento físico y mental:   No es solo cansancio, es la sensación de que el café ya no hace efecto.
  • Cinismo y desapego emocional:  Cuando empiezas mirar hacia arriba cada vez que alguien dice «tenemos que hablar».
  • Sensación de ineficacia:   Esa vocecita interna que te dice «¿seguro que vales para esto?».

Cuidar a los directivos y mánagers es imprescindible para cualquier empresa actual

Entre jornadas maratonianas, decisiones críticas y presión constante, no es raro que los jefes terminen sintiéndose como una batería a punto de agotarse.

 

 

Liderar un departamento o una empresa no es solo dar órdenes y asistir a reuniones importantes con café en mano. Los directivos tienen que lidiar con conflictos internos, asumir riesgos reputacionales y tomar decisiones difíciles casi a diario.

Por si fuera poco, hay que mantener siempre la compostura. No pueden quejarse abiertamente o mostrar cansancio, porque, al parecer, «para eso se les paga».

El 77% de los líderes empresariales reportan altos niveles de estrés laboral

No todo está perdido. Hay formas de evitar que el estrés y la fatiga conviertan a los líderes en versiones andantes de un zombi. Algunas estrategias clave incluyen:

  1. Delegar tareas y confiar en el equipo:  No, no tienes que hacerlo todo tú. Confiar en tu equipo no solo te quita peso de encima, sino que también los hace crecer.
  2. Fomentar un entorno de apoyo:  Hablar con otros líderes, buscar mentores o incluso un grupo de apoyo puede marcar la diferencia. Nadie debería lidiar con todo en soledad.
  3. Establecer límites y promover el equilibrio entre vida personal y laboral:  Sí, tu empresa es importante, pero también lo es tu bienestar. Aprender a desconectar es clave para no explotar.
  4. Practicar la autogestión emocional:  Técnicas como el mindfulness o el coaching pueden ayudarte a navegar el caos con más calma.
  5. Crear una cultura organizacional que valore el bienestar:  No basta con preocuparse por la salud mental de los empleados, también hay que incluir a los directivos en la ecuación.

 

Un informe de la American Psychological Association (APA) en 2023 encontró que el 77% de los líderes empresariales reportan altos niveles de estrés laboral, y el 60% afirmó que esto ha afectado negativamente su vida personal. El estudio también destacó que el 45% de los directivos considera dejar su cargo por problemas de salud mental, lo que refuerza la importancia de implementar estrategias efectivas de gestión del estrés en el liderazgo.

 

Ser jefe no es para cualquiera. A pesar de los beneficios económicos y del estatus, la realidad es que el liderazgo viene con un alto precio en términos de salud mental. La presión, el aislamiento y el agotamiento pueden hacer que incluso el más motivado termine preguntándose si vale la pena. Pero con estrategias adecuadas de gestión del tiempo, apoyo emocional y equilibrio entre el trabajo y la vida personal, es posible liderar sin perder la cabeza en el intento.

Cuidar a los directivos no solo es bueno para ellos, sino también para la empresa. Porque, al final del día, un líder agotado y estresado difícilmente podrá guiar a su equipo al éxito.

 

 

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Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Consultor de Transformación Cultural
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