Tu percepción de la vida proviene de tu sistema de creencias. ¿Te lo habías planteado alguna vez?

Cuando nacemos nuestra mente está libre de condicionamientos. Solo nos acompañan los instintos y un conjunto de emociones transgeneracionales alojadas en el subconsciente, cuya activación dependerá del impacto que tengan determinadas experiencias a lo largo de nuestra vida.

La transformación mental llega en el momento en el que tomamos conciencia de nuestra existencia, ya que comenzamos a introducirnos en un contexto adherido a: nacionalidad, sexo, raza, religión, régimen político, estatus, cultura, medio ambiente, familia, rol, etc.

La mente examina el entorno y las interacciones que se suceden en este. Una vez procesada la información y filtrada por el conjunto de elementos que forman el contexto, creamos una realidad, nuestra realidad, declarándola en la mayoría de los casos verdad absoluta, ya que la sostenemos en un pilar sólido conocido como sistema de creencias.

Las creencias son omnipresentes, influyen en cada movimiento y relaciones de nuestra vida. Suelen ir cambiando a medida que sumamos experiencias y, como afectan a la percepción e interpretación de la realidad, el resultado de cada una de ellas influirá positiva o negativamente en nuestro progreso. Por eso es tan importante identificar y cambiar viejos patrones de creencias que estén limitando nuestro desarrollo en cualquier área.

El proceso para reafirmar una creencia es la búsqueda de determinadas evidencias que la respalden. Ante una creencia específica, la mente hará las correspondientes comprobaciones para dejar patente que está en lo cierto.

Examinemos una creencia limitante. Por ejemplo: “soy demasiado joven para ese proyecto”.

El discurso que resonará internamente será algo como:

  • «Me falta experiencia y no me van a aceptar».
  • «Los  demás tienen miles de horas de práctica y a mí me faltan habilidades».
  • «Aunque tengo los conocimientos requeridos, no son suficientes».
  • «Es una oportunidad solo para seniors».
  • «Apostar por este proyecto es una pérdida de tiempo».
  • «He visto fracasar a unos cuantos en el intento».
  • «Ya pasé una vez por una exclusión y la experiencia fue muy frustrante».

Como ves, la mente encuentra las justificaciones perfectas para reforzar lo que cree. En este caso, las evidencias de la creencia limitadora te dejan fuera de juego, tienen tal peso y poder que directamente descartas valorar opciones o marcar acciones por el riesgo a fracasar.

El miedo al fracaso nos paraliza, quizá este es el origen de la creencia del ejemplo, aunque como el miedo es un tema amplio y de mucha reflexión, lo dejaré para otro post en el que pueda profundizar.

Dos formas que funcionan para desarmar creencias son:

  1. Utilizarlas como herramienta de conocimiento para transformar gradualmente las limitadoras en potenciadoras. Claro está que en este caso hay que arriesgarse, con lo cual hay que tener una buena gestión del miedo. Quiero decir, aunque creas que va a ocurrir lo que tus evidencias te cuentan, deja que ocurra. El desenlace puede que no sea el deseado, pero la propia vivencia te brindará la oportunidad de hacer ajustes en sucesivas acciones para cambiar el resultado. Lógicamente, hablamos de situaciones que no conlleven peligro.
  1. Invertir el pensamiento. Si recogemos las evidencias del ejemplo (me falta experiencia, es una oportunidad para seniors, mis conocimientos no son suficientes, etc.) Se trata de anotar el opuesto de cada pensamiento y centrarse en obtener nuevas evidencias que respalden los opuestos. De esta manera tu mente se abrirá a otras versiones de la realidad.

Las creencias de los líderes tienen un impacto significativo en su estilo de liderazgo y en la cultura organizacional, ya que influyen en su visión y misión para la organización. Si un líder tiene bien enraizada una creencia limitante, se reflejará en los objetivos y estrategias de sus proyectos. Igualmente afectará a su toma de decisiones y la forma en que se comunica con sus colaboradores.

Desde un punto de vista productivo, si un líder cree fervientemente en la honestidad y transparencia, probablemente fomentará una cultura de comunicación abierta y honesta dentro de la organización. Igual frente a una situación difícil o conflictiva, si una de sus creencias se centra en el beneficio que conlleva la colaboración y el trabajo en equipo, buscará soluciones que involucren la participación de múltiples partes interesadas.

Las creencias de un líder influyen en la forma de relacionarse con sus colaboradores, quienes a su vez graban ese modelo de liderazgo en formato creencia. Una creencia sobre la capacidad colaborativa para contribuir al éxito de la organización fomentará un ambiente de trabajo contributivo, motivador y respetuoso.

Todo lo expuesto forma parte de mi sistema de creencias y es interpretable a criterio de cada uno. No obstante, te invito a desmontar prejuicios y desarrollar el pensamiento crítico, te ayudará a estimular tus habilidades investigativas.

Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto”. Henry Ford.

 

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Carmen Celemín
Coach ejecutivo & Coordinadora de Proyectos
Instagram@carmencelemincoach