Imagina una metodología para generar innovación empresarial que no solo involucre a los líderes empresariales, sino que también empodere a cada miembro de tu organización para ser un agente de cambio. El método Design Thinking ofrece precisamente eso. Este enfoque centrado en el ser humano ha revolucionado la forma en que las empresas abordan la resolución de problemas y el desarrollo de nuevos productos y servicios. En este artículo, explicaré los principios y fases del Design Thinking, y por qué es crucial implementar programas de innovación que involucren a todos los empleados, no sólo a los directivos.

¿Qué es el Design Thinking?

El Design Thinking es una metodología basada en la forma de pensar y crear de los diseñadores profesionales que busca resolver problemas complejos de una manera creativa y centrada en el usuario final. Esta metodología enfocada en la innovación fue creada por la conocidísima agencia de diseño IDEO, y se ha aplicado con gran éxito en múltiples empresas al desarrollo de servicios, productos o cambios organizativos.

Tim Brown, uno de los fundadores de IDEO, dice en su libro «Diseñar el cambio» que el Design Thinking se basa en poner en el centro a la persona, lo que es deseable por parte de las personas, combinado con la factibilidad tecnológica de desarrollarlo y la viabilidad económica para la empresa. A diferencia de los métodos tradicionales, que pueden ser lineales y rígidos, el Design Thinking es iterativo y flexible, lo que permite adaptarse y mejorar continuamente en función de las necesidades del usuario y del contexto. Por tanto, se considera una metodología ágil centrada en la innovación. No en vano, contiene muchas de las características y valores del resto de marcos ágiles de trabajo.

Principios del Design Thinking

El Design Thinking se basa en varios principios fundamentales que guían el proceso de innovación. Estos principios son:

1. Centrarse en el usuario: El Design Thinking coloca al usuario en el centro del proceso de diseño. Entender las necesidades, deseos y limitaciones de los usuarios es necesario para desarrollar soluciones que realmente resuelvan sus problemas. La empatía es la clave aquí, ya que permite a los equipos de diseño ponerse en los zapatos del usuario y ver el mundo desde su perspectiva.

2. Abrazar la diversidad de ideas: La diversidad de perspectivas y experiencias enriquece el proceso de innovación. El Design Thinking fomenta la expresión de diferentes puntos de vista y la colaboración interdisciplinar para generar una amplia gama de ideas, cuantas más mejor. No se teme la dispersión ni el exceso de ideas, aplicando el pensamiento divergente donde se estimula a generar múltiples soluciones antes de aplicar el pensamiento convergente para seleccionar la mejor idea.

3. Probar nuestras hipótesis en el mundo real: Crear prototipos rápidos y poner a prueba nuestras hipótesis o asunciones con usuarios reales desde el inicio permite obtener feedback valioso y realizar los ajustes necesarios. Esta práctica no sólo ahorra tiempo y recursos, sino que también asegura que las soluciones evolucionen continuamente para satisfacer las necesidades del usuario.

4. Fomentar un ambiente de colaboración: El Design Thinking se basa en la colaboración efectiva entre los miembros del equipo. Un ambiente donde se valoran las contribuciones de todos y se fomenta el trabajo conjunto es esencial para el éxito del proceso. La colaboración permite combinar habilidades y conocimientos diversos, lo que enriquece las soluciones propuestas.

5. Mantener la flexibilidad y adaptabilidad: La naturaleza iterativa y ágil del Design Thinking requiere que los equipos mantengan una actitud flexible y estén dispuestos a cambiar de dirección basándose en el feedback de los usuarios y los nuevos conocimientos adquiridos después de probar el prototipo. Esta adaptabilidad permite responder de manera efectiva a los desafíos y oportunidades emergentes durante el proceso de diseño.

Fases del Design Thinking

Fase 1: EMPATIZAR

La fase de empatizar implica una inmersión profunda en la experiencia del usuario. Se utilizan técnicas como entrevistas, observación directa y el llamado mapa de empatía para recopilar información sobre los problemas y necesidades principales de los usuarios en su realidad. A veces se llega incluso a realizar una auténtica inmersión en la vida de los usuarios finales, experimentando en la propia piel la experiencia y problemas de dichos usuarios, para comprender realmente lo que necesitan y generar insights poderosos. Se dice que muchas veces ni siquiera los clientes son conscientes de sus propios problemas y necesidades ocultos, y precisamente con estos métodos el Design Thinker puede llegar a saber mejor que los propios clientes el producto o servicio que realmente quieren.

Fase 2: DEFINIR

En la fase de definición, los equipos analizan y sintetizan la información recolectada durante la fase de empatía para identificar problemas que merezca la pena resolver. Se crea una declaración de la necesidad o del problema del usuario final, que guiará las siguientes fases. Lo más importante en la definición del problema o el punto de dolor del cliente es evitar las asunciones y sesgos cognitivos habituales, y por ello se insiste tanto en la fase anterior de salir a observar al cliente en su contexto, en lugar de quedarse en la oficina realizando una investigación más tradicional y más vulnerable a errores de interpretación.

Fase 3: IDEAR

Durante la fase de idear, los equipos utilizan técnicas creativas como el Brainstorming, el Brainswarming, el SCAMPER y los mapas mentales para generar una amplia gama de ideas. La diversidad de perspectivas es fundamental aquí, ya que enriquece el proceso creativo. De hecho, en varias de las técnicas la clave de su efectividad es que las personas trabajan conectando sus ideas con las de sus compañeros para generar nuevas opciones, es decir, se trata de un sistema totalmente colaborativo que aprovecha la inteligencia colectiva de un equipo.

Fase 4: PROTOTIPAR

Se genera un prototipo físico o digital para que los usuarios puedan probarlo y dar feedback. El prototipo puede ser un dibujo, un tablero visual, una maqueta física con Lego o cartón, un video, un esquema, un storyboard que cuente la historia de un cliente que compra el producto y termina muy satisfecho. Este feedback sirve para corregir errores o asunciones, y mejorar el producto o la solución. Aquí es importante hacer prototipos baratos y que lleven un mínimo esfuerzo o de recursos. El prototipo idealmente debería representar un 80% del producto final. Es decir no debe ser perfecto, pero sí representarlo con bastante dosis de realismo para que el usuario pueda probarlo o al menos imaginárselo con mucha fiabilidad.

Fase 5: TESTEAR Y APRENDER

Una vez creado el prototipo, se testea con usuarios y clientes, pero también con los empleados, directivos y socios de la empresa para aprender en base al feedback que dan. Y con ello mejorar de forma iterativa la idea inicial, en un nuevo ciclo de Empatizar -Definir- Idear-Prototipar y Testear. Como en todas las metodologías ágiles, el aprendizaje y la mejora continua forman parte esencial del Design Thinking.

Para que el Design Thinking tenga un impacto real en la organización, es esencial que los programas de innovación involucren a todos los empleados, no solo a los directivos. Involucrar a empleados de todos los niveles y departamentos garantiza una mayor diversidad de perspectivas.

Esta diversidad es necesaria para identificar problemas desde diferentes ángulos y generar soluciones más innovadoras. Los programas de innovación inclusivos fomentan el desarrollo del talento interno ya que al proporcionar a los empleados las herramientas y la confianza para contribuir con sus ideas, se impulsa su motivación y compromiso.

Cuando todos los empleados participan activamente en las iniciativas de innovación y los managers desarrollan un liderazgo ágil y colaborativo, se crea una cultura organizacional que valora y promueve la creatividad y el pensamiento crítico.

Coaching de equipos y Design Thinking

El coaching de equipos puede ayudar mucho en la implementación efectiva del Design Thinking. Un coach puede facilitar el proceso, ayudar a los equipos a mantener el enfoque y fomentar un ambiente de colaboración y creatividad. El coaching de equipos puede crear un ambiente de seguridad psicológica donde todos se sienten cómodos compartiendo ideas y trabajando juntos.

Un coach experto en Design Thinking puede además ayudar a los equipos a superar bloqueos creativos y a pensar de manera más innovadora. Mediante herramientas y dinámicas de coaching, se puede potenciar la creatividad y la generación de ideas disruptivas, además de un feedback constructivo que favorece la mejora iterativa continua.

En conclusión, el método Design Thinking es una poderosa herramienta para la innovación que, cuando se aplica correctamente, puede transformar radicalmente la forma en que las empresas abordan la detección de problemas y necesidades, y el desarrollo de nuevos productos y servicios. Sin embargo, para que esta transformación sea verdaderamente efectiva, es esencial que los programas de innovación sean abiertos y participativos, involucrando a todos los empleados, no sólo a los directivos. Al hacerlo, las empresas fomentan una cultura de innovación y creatividad, y desbloquean el potencial de su fuerza laboral, creando productos y servicios que realmente aportan valor y solucionan los problemas reales de las personas, que es el objetivo fundamental de cualquier innovación.

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Javier Carril
Socio de Execoach.
MCC (Master Certified Coach) por ICF
Agile Coach y Scrum Master
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