A menudo nos olvidamos de cuáles son nuestros sueños y vivimos desconectados/as de nosotros/as mismos/as. Estamos tan preocupados/as por hacer esa lista de tareas interminables que tenemos programados/as y de satisfacer las expectativas que otras personas tienen de nosotras/os, que nos olvidamos de hacia dónde queremos ir. Y un día nos damos cuenta de que se nos está pasando la vida aletargados/as, sin de verdad disfrutar del camino.
Por eso, si aún no lo has hecho, es el momento de parar, tener una conversación honesta contigo, que te sirva para autoconocerte y descubrir cuál es tu verdadero motor, qué es aquello con lo que disfrutas, qué está conectado con tu pasión y con tus valores, qué es aquéllo con lo que te autorrealizas.
Hace unos años en un tren camino de Barcelona, una compañera, responsable de RR.HH. de una empresa cliente, me habló por primera vez del IKIGAI, un concepto japonés que me hizo reflexionar y que desde entonces tengo muy presente en mi vida. Ella me comentó que unos periodistas españoles habían viajado hasta la isla japonesa de Okinawa para entrevistar a la comunidad de ancianos más longevos del mundo y descubrir su secreto. Estos periodistas recogieron el resultado de su estudio en un libro que titularon IKIGAI, en el que comparten el secreto que les transmitieron para llevar una vida larga, joven y feliz.
IKIGAI es una palabra japonesa, que se traduce como “la razón de ser”. El Ikigai de cada persona es esa razón interna que nos hace levantarnos cada mañana. Es la fuente de nuestra motivación intrínseca y duradera, que nos ayuda a mantenernos en el camino para conseguir nuestros objetivos: una motivación mucho más efectiva que la motivación del reconocimiento o la valoración externa, que muchas veces mendigamos para conseguir el oxígeno o la fuerza para poder seguir.
Literalmente la traducción de Ikigai es “una vida que merece la pena ” GAI (que merece la pena) IKI (una vida). Y una vida que merece la pena es aquella que tiene un propósito.
Según los japoneses, todo el mundo tiene un Ikigai. Algunos ya lo han encontrado y son conscientes de él, y otros, aunque aún no lo hayan encontrado, lo llevan dentro.
Las personas que han encontrado su Ikigai, que han encontrado su pasión en la vida, fluyen con su propósito, viven más años y viven mejor, como los habitantes de la isla de Okinawa.
Encontrar el Ikigai escondido en nuestro interior requiere una exploración paciente y sincera para llegar a lo más profundo de nuestro ser y encontrarlo. Estas cuatro sencillas preguntas pueden ayudarte a hacer esta reflexión y decidir conscientemente sobre la dirección de tu vida.
- ¿Qué amas hacer? Tener claro lo que te gusta en la vida. Realmente lo que amas está muy conectado con aquello con lo que fluyes. Cuando tú haces algo que te gusta mucho desaparece el tiempo.
- ¿Qué eres bueno/a haciendo? Te puede gustar mucho una cosa, pero no ser profesional y su destino es ser una afición. Confucio decía: “Encuentra una actividad que te guste y no tendrás que trabajar en tu vida”.
- ¿Qué necesita el mundo de ti? Si lo que tú amas, además el mundo lo necesita, no sólo estás siendo tú feliz, sino que estás contribuyendo a un mundo mejor.
- ¿Recibes un pago a cambio de lo que haces? No siempre el IKIGAI es de pago. En ese caso, tendrás que llevar una doble vida como muchas personas han hecho a lo largo de su vida: combinar una profesión con una pasión.
En la intersección de las contestaciones a estas cuatro preguntas podrás encontrar tu IKIGAI.
Encontrar este propósito es esencial para crear un plan de vida que esté alineado con lo que más valoras en la vida. Quizás la situación que estamos viviendo a nivel mundial en este momento, es una buena oportunidad para pararnos, descubrir cuál es nuestro IKIGAI y vivir con plenitud.
Puede que parezca difícil llevar una vida así, pero filosofías como ésta también tienen como propósito animarnos a construir el mundo que queremos.
Si quieres que esa pasión tenga importancia, va a requerir un esfuerzo por tu parte. Los japoneses lo llaman Kaizen: dar pasos pequeños y constantes para alcanzar tu objetivo.
Dentro de ti hay una pasión, un talento único que da sentido a tus días y te empuja a dar lo mejor de ti mismo hasta el final. Si no lo has encontrado aún, como decía Viktor Frankl, tu próxima misión será encontrarlo.
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Rosa Cañamero
Coach Ejecutivo & Consultora de Transformación Cultural
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