La inteligencia emocional ha sido durante mucho tiempo una habilidad esencial en el ámbito laboral, permitiendo a las personas manejar sus emociones y las de los demás para crear ambientes de trabajo más productivos y armoniosos. Sin embargo, con los avances en la inteligencia artificial (IA), estamos viendo el surgimiento de la Inteligencia Artificial Emocional (IAE), una tecnología que lleva esta idea a un nuevo nivel, capaz de detectar y analizar nuestras emociones a través de expresiones faciales, tono de voz e incluso nuestros correos electrónicos.

 

¿Qué es la Inteligencia Artificial Emocional?

 

La IAE es una rama de la IA que se enfoca en reconocer, interpretar y responder a las emociones humanas. Esta tecnología utiliza algoritmos avanzados para identificar señales emocionales a partir de datos biométricos, como la dilatación de las pupilas, la frecuencia cardíaca, la postura corporal y las microexpresiones faciales. Incluso puede evaluar el contenido emocional en comunicaciones escritas, lo que la convierte en una herramienta poderosa para las empresas que buscan optimizar la interacción con empleados y clientes.

 

Analizar las emociones de las personas en el trabajo puede entrar en los límites de la privacidad de la persona

 

Aplicaciones actuales en las empresas

Varias empresas ya están utilizando la IAE para mejorar procesos de selección de personal, gestión del talento y optimización de la productividad. Por ejemplo, compañías como Ikea, Dow Jones y Oracle han implementado software de análisis facial para evaluar a más de un millón de candidatos a empleo desde 2014 según el Wall Street Journal. Estas herramientas pretenden eliminar sesgos humanos en la contratación, proporcionando una evaluación más objetiva y basada en señales emocionales.

Además, en sectores como en automoción, la IAE se está empleando para mejorar la seguridad, monitorizando los niveles de fatiga de los conductores y sugiriendo descansos cuando sea necesario. En los algunos call center usan análisis de voz en tiempo real para guiar a los empleados a mejorar su empatía y profesionalismo durante las conversaciones

 

Conocer el nivel de estrés de un equipo o si está pasando por problemas,  ayudaría a poner el foco y tomar acción por parte de los mánagers

 

¿Puede un algoritmo entenderte mejor que tú mismo?

Esta es una de las preguntas más intrigantes y controvertidas que surgen con el avance de la IAE. Mientras que algunos estudios sugieren que la IA puede detectar niveles de estrés, enfado o alegría con gran precisión, especialmente cuando se combinan múltiples fuentes de datos biométricos y contextuales, hay quienes dudan de la capacidad de estas tecnologías para captar la complejidad de las emociones humanas. Los críticos argumentan que las emociones son demasiado complejas y contextualmente dependientes como para ser reducidas a simples patrones de datos

Implicaciones éticas y privacidad

El uso de la IAE plantea serias cuestiones éticas, especialmente en lo que respecta a la privacidad y la autonomía personal. ¿Hasta qué punto deberían las empresas y los mánagers estar involucrados en el monitoreo de las emociones de sus empleados? Aunque la tecnología podría utilizarse para apoyar la salud mental y el bienestar en el lugar de trabajo, como en programas de mindfulness y gestión del estrés, también existe el riesgo de que se convierta en una herramienta de vigilancia emocional, donde los empleados sientan que sus emociones están siendo constantemente evaluadas.

Además, el sesgo en los algoritmos es otra preocupación crítica. Si los datos en los que se basan estas tecnologías no son lo suficientemente diversos, podrían perpetuar prejuicios existentes, afectando negativamente a personas de diferentes culturas o con expresiones emocionales atípicas.

Podríamos decir que la IAE es una herramienta poderosa que podría transformar radicalmente la manera en que interactuamos en el entorno laboral, pero su implementación debe manejarse con cuidado. Las empresas y los líderes de las organizaciones deben considerar cuidadosamente las implicaciones éticas y trabajar para garantizar que estas tecnologías se utilicen de manera que beneficien a todos, sin comprometer la privacidad ni la dignidad de los empleados. La pregunta no es solo si la IAE puede detectar nuestras emociones, sino cómo y con qué propósito se utilizará esta información.

 

Ponte en contacto con nosotros si has detectado altos índices de estrés, falta de resiliencia en tus equipos o si te gustaría mejorar las habilidades de Inteligencia Emocional en tu empresa.

 

 

Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Consultor de Transformación Cultural
www.amartinez.net
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