Siempre ha habido una duda existencial sobre la necesidad de tener equipos generalistas o especialistas.
Como cliente normalmente buscamos a personas especialistas, que sepan solucionar nuestras dudas y darnos un servicio de calidad.
Por ejemplo, si queremos comprar un coche, preferimos que nos atienda la persona que más sabe de ese modelo y no otra que entiende un poco de todos los que ofrece la marca. Si vamos al dentista y me tienen que realizar una ortodoncia, prefiero que me atienda el especialista en ortodoncias y no un generalista que normalmente no se dedica a ello.
Sin embargo un gran número de clientes no necesitan super-especialistas para ser atendidos lo creamos o no. ¿Cuántas veces necesitamos un producto o un servicio y con una breve explicación es suficiente para que nos sintamos bien atendidos? Si volvemos al ejemplo del dentista, posiblemente no hace falta que tengamos al mejor especialista en ortodoncias todas las veces que acudamos a la cita regular para realizar los ajustes que necesita este servicios.
Los perfiles polivalentes son más versátiles y más valiosos para las empresas
De todos modos, entiendo perfectamente que muchas personas puedan creer que sigue siendo mejor un especialista y en cierto modo tienen razón, sin embargo normalmente este tipo de personas tienen una visión muy sesgada de su trabajo y suelen trabajar en silos o reinos de taifas.
Si volvemos al caso del vendedor de coches y me atiende una persona que es especialista en el modelo que estoy buscando, dicha persona no tendrá una mirada más abierta hacia otros modelos que, aunque el cliente no sea consciente, puede que cubran mejor sus necesidades.
Las empresas necesitan personas que se adapten rápidamente a los cambios
Ahora bien. Habrás oído la frase “zapatero a tus zapatos”. Esto significa: haz lo que sabes hacer y deja a los expertos lo que tú no controles. Y tiene todo el sentido del mundo pero con matices.
Hace años, los directivos (hombres normalmente) tenían secretarias (mujeres normalmente) que realizaban todas las tareas administrativas y eso se extendió mucho más cuando los ordenadores y el Office llegaron a nuestras manos. Esto conllevó a que estos directivos se volvieran obsoletos en cuanto a las herramientas informáticas y no se supieron adaptar a un mundo que necesitaba constantemente interactuar de forma digital.
No quiero decir que tengas que saber manejar todo al 100% porque aunque se dice que el saber no ocupa lugar, lleva mucho tiempo y esfuerzo adquirir y dominar todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición en el trabajo.
Entonces ¿Cómo solucionamos esto?
Modelo T
Las empresas hoy en día necesitan ser muy versátiles y muy ágiles, por eso desde hace tiempo necesitan perfiles T. Para poder entender este formato vamos a verlo con los dos extremos.
El Modelo I o vertical es el que tiene un especialista. Este es el caso de una persona que es experto en su área, pero prácticamente no entiende nada de otras.
El Modelo – u horizontal es el generalista. Aquí tenemos a la persona que sabe un poco de todo y se maneja más o menos bien en la mayoría de ocasiones, pero cuando necesita responder dudas complejas de clientes o solucionar alguna situación delicada, se estanca porque no tiene los conocimientos ni la experiencia necesaria.
Las empresas buscan el modelo T porque así obtiene las ventajas de los dos mundos. Es decir, un especialista que sepa todo lo necesario de su departamento o de los servicios que ofrece y al mismo tiempo que tenga una visión global 360° y que incluso pueda dar servicio o apoyar a otros departamentos en algunas circunstancias para tareas sencillas.
Las empresas necesitan crear planes de formación para lograr equipos polivalentes
La creación de perfiles T, lo vemos cuando por ejemplo algunas cadenas de restaurantes contratan a directivos a los que tienen durante varios meses en un proceso de onboarding en la cocina, ayudando a realizar los platos , en el mismo restaurante para observar cómo se atiende el cliente, cómo se cobra, etc. Para que una vez tengan esa visión global, puedan ir a su puesto y realizar un trabajo mucho más eficiente. Así, evitamos que personas que tienen que tomar decisiones, planteen algunas que estén fuera de la realidad de los equipos que tienen que llevarlas a cabo.
¿Cuáles son los beneficios reales de una persona polivalente?
- Tienen muchos más recursos en su maletín de herramientas
- Ganan confianza al realizar su trabajo
- Saben y pueden trabajar de forma mucho más colaborativa con otros departamentos
- Son mucho más versátiles
- Tienen más proyección dentro de la compañía y son más valiosos
- Tiene una visión global de toda la empresa
La única dificultad que tenemos por delante a la hora de crear un perfil polivalente es que se necesita tiempo y energía para formar a esa persona en diferentes aspectos para que tenga esa visión 360º. ¿Cómo? Con un plan de formación a medio plazo.
Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Consultor de Transformación Cultural
www.amartinez.net
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