En su ya clásico libro «Buenos equipos, proyectos imbatibles», Adrian Gostick y Chester Elton compartieron sus descubrimientos sobre qué hacen los equipos para lograr resultados extraordinarios. Dichos descubrimientos estaban basados en una concienzuda investigación sobre equipos de alto rendimiento en todo el mundo, en diversos ámbitos como el mundo de la empresa, el deporte o la salud. Encontraron patrones que se repetían en todos los equipos de alto rendimiento, y que cualquier equipo podría aplicar para aumentar drásticamente su productividad y sus resultados.
Gostick y Elton lo resumieron en 3 frases:
- Sin sorpresas negativas
- Asombrarse unos a otros
- Darse ánimos entre todos
Además, estos 3 comportamientos, para que generen el impacto positivo necesario, deben ser hábitos, es decir, deben ser conductas que el equipo repita diariamente durante mucho tiempo, meses e incluso años. Como dijo el experto en liderazgo John C. Maxwell: «No podremos cambiar nada importante de nuestras vidas mientras no aprendamos a cambiar algo que hacemos a diario».
Profundicemos en el significado de esas 3 frases algo crípticas, para concretar y entender a qué se refieren los investigadores, y de esta manera, poder replicarlo en nuestro equipo:
1. Sin sorpresas negativas
Se trata de que el equipo haya logrado evitar conflictos frecuentes e innecesarios por malos entendidos, expectativas generadas que luego se frustran, asunciones o presuposiciones que no se cumplen, o falta de comunicación. Esto es más habitual de lo que parece. El ser humano, por naturaleza, tiende a asumir, presuponer, generar expectativas, sin una base real y consolidada. Entonces llegan las sorpresas negativas en el equipo, que tienen como consecuencia desconfianza, resentimientos, enfados y conflictos que generan mal ambiente, y finalmente situaciones que no benefician a nadie, y que repercuten negativamente en la productividad del equipo. ¿Qué hacer para evitarlo? A continuación, menciono algunas claves para lograr el primer hábito.
- Establecer normas y reglas claras de funcionamiento: generar una alianza del equipo
- Comunicación clara, constante y exhaustiva en todas direcciones
- Colaboración absoluta entre Departamentos, se comparte toda la información.
- Clarificar y comunicar expectativas (compañeros, Dirección)
2. Asombrarse unos a otros
Este hábito de los equipos de alto rendimiento es el reverso del primero. En este caso, es fundamental que todos los miembros del equipo demuestren un compromiso total y absoluto con el equipo, evitando individualismos y subgrupos. Para ello deben fomentar una actitud de total colaboración y sinergias, además de comprometerse con ser proactivos y buscar siempre la mejora continua a nivel personal y colectivo. Recomiendo varias pautas para conseguir este segundo hábito:
- Mantener una actitud de proactividad y liderazgo de todos
- Superar las propias expectativas de nuestros compañeros
- Darnos feedback continuo para la mejora continua
- Estar siempre dispuesto a ayudar a un compañero, aunque no sea de mi Departamento
3. Darse ánimos entre todos
Los autores del libro dan la máxima importancia a este punto, que llaman la «actitud naranja» en referencia a la clásica y anticuada estrategia de motivación del palo y la zanahoria. Según ellos, nos debemos quedar sólo con la zanahoria y potenciarla al máximo para que la motivación del equipo se dispare (y por supuesto, desterrar la estrategia del palo, que es lo mismo que la bronca, el grito y el castigo). Por la sencilla razón de que un equipo desmotivado nunca logrará grandes resultados.
Por mi experiencia, en los equipos no se suele reconocer los éxitos, logros, el cumplimiento de los objetivos marcados, el esfuerzo extra o la actitud positiva. Por un lado, la velocidad a la que van las organizaciones les impide la necesaria parada con el fin de agradecer o reconocer dichas conductas en el equipo. Y en segundo lugar, existe la generalizada creencia de que cuando hacemos las cosas bien, es nuestra obligación y por tanto, no hay que reconocerlo. Esto es falso y contraproducente, y no trabajar en este punto en un equipo conduce a la robotización y a la desmotivación progresiva de dicho equipo. Comento también varias claves para cubrir este aspecto:
- Reconocerse y valorar el trabajo bien hecho entre todos
- Felicitar y celebrar los logros y avances del equipo
- Agradecer los esfuerzos a nivel individual y colectivo
- Darse ánimos y apoyo entre todos cuando haya dificultades
Existe un denominador común a estos 3 hábitos de los equipos de alto rendimiento: el liderazgo compartido. Es esencial interiorizar por parte de todos que la responsabilidad del alto rendimiento y la motivación no recae sólo en el jefe del equipo, sino en todos a partes iguales. Es muy común en las empresas que los miembros de un equipo no asumen toda la responsabilidad y proactividad necesarias porque se supone que su jefe es el que tiene que tirar de ellos. Al fin y al cabo, tiene un cargo superior y cobra un sueldo bastante más alto, ¿No? Sin embargo, es un grave error.
Un equipo donde haya personas que tengan esta forma de pensar nunca llegará a su máximo potencial, porque nunca la inteligencia individual supera a la inteligencia colectiva. No obstante, el liderazgo compartido es un reto enorme no sólo para los miembros del equipo, sino también para el líder. El responsable del equipo debe asumir que debe delegar gran parte de la responsabilidad en sus colaboradores, y exigirles que sean proactivos y que hagan su labor de liderazgo en el equipo.
Todo esto no es nada fácil, por eso hay tan pocos equipos de alto rendimiento, porque exige mucha generosidad, esfuerzo, humildad, colaboración y madurez emocional. Pero eso no significa que sea imposible. La clave es empezar a abrir el melón y conversar abiertamente entre todos los miembros de un equipo, con el fin de analizar y autoevaluarse en los 3 hábitos que he mencionado, y a partir de ahí, comenzar a trabajar en mejorarlos a través de las ideas comentadas, hasta convertir todos esos comportamientos en hábitos integrados por parte de todas las personas del equipo.
Te invito a que compartas este artículo con tu equipo para que comencéis a reflexionar y a trabajar juntos en mejorar vuestro rendimiento y motivación, y consigáis resultados extraordinarios que ni siquiera imagináis ahora.
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Javier Carril
Socio de Execoach
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