Hay una historia de un hombre que iba montado en un caballo, cabalgando a toda velocidad, con gesto de tensión. Entonces, un hombre que estaba de pie en la carretera, le gritó: «¿A dónde va tan deprisa?». Y el hombre del caballo respondió con la cara desencajada: «No lo sé. Pregúntele al caballo».
Esta historia simboliza cómo estamos a merced de nuestra mente (el caballo), y cómo en nuestro día habitual enfocamos nuestra energía en ir de un lado a otro corriendo, haciendo mil cosas a la vez, para terminar agotados al final de la jornada. La mente, y concretamente nuestra mente inconsciente, nos domina, nos ha perdido el respeto, y hemos perdido también el control. Debemos recuperar el control y dejar muy claro a nuestra mente quién es el dueño: yo.
¿Qué es el liderazgo emocional? Sencillo: el liderazgo basado en las emociones.
Sabemos que los seres humanos nos movilizamos sólo por nuestras emociones, no por nuestras razones. Y para movilizar a las personas a crecer, a salir de su zona de confort, a alcanzar objetivos extraordinarios, y a sentirse motivados, el directivo de hoy debe ser un líder emocional.
Pero ¿Se puede liderar emocionalmente a otros si uno no se ha liderado a sí mismo? Desde mi experiencia, no. El autoliderazgo es el paso imprescindible para poder liderar efectivamente a otros. Si uno no ha pasado por ese camino, si uno no ha atravesado ese trayecto lleno de constancia, esfuerzo y entrenamiento, es poco probable que sepa guiar a los otros en el mismo camino.
El autoliderazgo implica conocer en profundidad nuestras fortalezas, pero también lo que nos limita o impide nuestro crecimiento. Implica ser capaz de darnos cuenta de las emociones y estados de ánimo que sentimos en cada momento, para canalizarlas adecuadamente, expresándolas y comportándonos con los demás de forma empática y asertiva al mismo tiempo, lo que significa que sabemos manejar las emociones.
También el autoliderazgo implica potenciar conscientemente las emociones positivas como el orgullo, la alegría o la serenidad, que tiene que ver con la automotivación, una competencia más de la inteligencia emocional. Todo esto no es nada fácil. Necesitamos una técnica para entrenar nuestra mente salvaje y caótica (recordemos el caballo desbocado) de forma que tomemos el control e iniciemos el camino del autoliderazgo.
El Mindfulness está expandiéndose cada vez más en Occidente, y concretamente en el mundo empresarial, como una técnica de entrenamiento mental eficaz para potenciar nuestro liderazgo personal, la motivación y la felicidad sostenible. El líder debe dominar a su caballo mental y para ello no hay recetas mágicas, pero sí herramientas cuya validez ha demostrado la neurociencia mediante numerosas investigaciones y estudios los últimos 30 años.
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Javier Carril Socio Director
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