Mucho se escribe y se habla sobre la motivación y también de cuál es la relación entre el dinero recibido a final de mes y la motivación que tiene un empleado a la hora de realizar sus tareas.
Algunas personas piensan que “el dinero lo puede todo”, y que es el factor más influyente en la motivación de un empleado en una empresa.
Por otra parte, nace un cuestionamiento a los sistemas de incentivos en dinero ¿se está creando un clima de motivación o se está dando lugar a la creación de mercenarios que lo harían todo por dinero? Aquí el cuestionamiento es más bien moral por lo que utilizar dinero como único motivador no es una solución 100% confiable al problema de la motivación para la mejora del rendimiento.
La recompensa no motiva a los individuos a trabajar mejor de manera sostenible, sino que actúa simplemente como una medida muy parecida a la que realiza un domador con los leones, el cual si el animal realiza su movimiento correctamente tendrá como recompensa una buena comida.
¿En qué lado queremos estar en el del domador o en el del verdadero líder? Y por supuesto, nosotros como empleados ¿en dónde queremos estar?
El dinero sólo motiva a los individuos que ya están motivados o a los que su sueldo está por debajo del umbral para cubrir sus necesidades de sus estándar de vida. En una organización que no se cuidan otros aspectos como el liderazgo, la comunicación entre empresa y empleados, el desarrollo de los mismos y en general aspectos ligados a los valores más humanos, no va a ser posible la motivación a largo plazo a base de incrementos económicos.
[blockquote]La motivación a base incentivos económicos es de corta duración y muy cara para la empresa.[/blockquote]
Por eso, las organizaciones centran sus esfuerzos en la mejora del clima laboral, poniendo sus esfuerzos en el nuevo concepto de “salario emocional”.
Resumiendo, la recompensa salarial, ya sea en forma de bonos, primas, acciones, automóviles, estudios, etc., por alcanzar objetivos puntuales o generales, debe ir acompañada de otros estímulos tales como mayor participación en la toma de decisiones, mayor autonomía, información más abierta, etc., de modo que le permitan al individuo alcanzar altos niveles de satisfacción y se sientan parte integral de la compañía y sus resultados.
Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Socio Director