¿Para qué sirve la formación en habilidades? Es una pregunta que se hacen muchos directivos, en especial cuando sus empresas les obligan a destinar un tiempo determinado y un esfuerzo importante a esta clase de formación. Hay personas que dicen que no sirve de nada, porque los conceptos teóricos no se adaptan adecuadamente a la realidad diaria, que es mucho más dura y cruel. Otros dicen que los conocimientos adquiridos son muy positivos y útiles, pero lamentan que nunca los llevan a la práctica porque el día a día les devora.
En mi opinión, la formación siempre sirve. Es como leer libros o artículos, o asistir a conferencias. Todo va entrando en nuestro cerebro, gota a gota, y determinadas ideas y conceptos se van solidificando sin apenas darnos cuenta, en nuestro inconsciente. A veces pensamos que no los estamos utilizando o llevando a la práctica, pero esto no es del todo cierto.
Un curso de habilidades debe conectar constantemente los conceptos e ideas aprendidos con la realidad diaria del directivo, y también debe ser una formación que provoque la reflexión y la toma de conciencia sobre lo que estamos haciendo mal. Este es el primer e imprescindible paso para mejorar una habilidad o potenciar un comportamiento relacionado con el liderazgo, la negociación o la gestión de emociones. Una vez que el participante ha tomado conciencia sobre lo que tiene que mejorar y cómo hacerlo, la formación moderna debe facilitarle ideas prácticas para llevar a la realidad estos comportamientos para que puedan convertirse en hábitos sostenibles.
De esta forma, cerramos el círculo de la mejora continua: aprendizaje de nuevas ideas, toma de conciencia de áreas de mejora, asunción de responsabilidad y plan de acción. Todo curso efectivo sobre habilidades directivas debe culminar con un plan de acción específico, por escrito, en el cual el directivo se compromete consigo mismo a dar los primeros pasos para mejorar como directivo.
En definitiva, la formación tiene un enorme valor para la mejora de habilidades de un jefe de equipo o manager. La clave es que contemple las fases que hemos comentado para que la aplicabilidad del curso sea máxima.
Luego, la responsabilidad es del directivo, claro. Nadie puede hacer ni hará los cambios que necesita para mejorar como directivo, sólo él mismo.
Javier Carril
Socio de Execoach