En algunos entornos de trabajo, se valora mucho a las personas que critican y que tienen un ojo preciso en la detección de errores.
Sin duda, estas personas son muy valiosas en ciertas tareas, sin embargo hay que saber distinguir poner el foco en el error y poner el foco en la persona que ha errado, porque el error no tiene sensibilidad y la persona sí.
Hay veces que nuestra mente, crea una relación automática entre las personas que se enfocan en la detección de errores y las personas talentosas, inteligentes y productivas. Desafortunadamente, estas personas suelen tener además un defecto que les obliga a menospreciar a otros y a crear tensiones con colegas y subordinados.
Es importante tener en mente que, en el 99.99% de los casos, las personas no queremos hacer daño en el entorno de trabajo (ni en otros entornos) deliberadamente, sino que los despistes, la poca voluntad y una carencia de motivación provocan la mayoría de los errores. Por esto, es importante hacer caso omiso a los ataques personales de los criticones compulsivos y centrarnos en lo que nos pueden estar indicando, en muchos casos obviado por la falta de tacto en cómo lo transmiten.
[blockquote]No podemos estar maldiciendo la oscuridad y ni siquiera encender una vela[/blockquote]
Si te consideras una persona que está sacando fallos continuamente, recuerda que es totalmente diferente un criticón que un solucionador de problemas, como el Señor Lobo en Pulp Fiction, que estaba centrado en lo que necesitaban conseguir, no en analizar por qué habían llegado a ese problema.
Otro aspecto importante es focalizarnos en la mejora, no en el fallo. Las empresas gastan miles de millones de euros en el análisis de problemas como fase previa a la toma de decisiones. Sin embargo hay que separar claramente los problemas técnicos de los humanos, porque las máquinas no tienen psique, ni emociones y las personas están inmersas en un océano de pensamientos y emociones que guían sus acciones.
Preguntar a una persona ¿Qué vas a hacer para que no vuelva a ocurrir?, cuando ha surgido un problema en su trabajo, tiene un impacto totalmente opuesto a preguntar ¿Por qué no funcionó?, o más incluso ¿Por qué no lo hiciste de otro modo?
En el mundo empresarial, se debe de reconocer y premiar a los solucionadores de problemas, y no tanto a los detectores de fallos. Estos últimos, pueden ser buenos desarrollando su trabajo, sin embargo, la destrucción personal que dejan a su paso, puede que no compense si medimos su productividad global ya que , en muchos casos, detrás de la crítica desmesurada y continua, no hay más que un exceso de perfeccionismo que es devastador a nivel de productividad.
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