Para olvidarse por completo de la rutina laboral, disfrutar de las vacaciones y regresar con un alto nivel de rendimiento a la empresa, se aconseja un mínimo de 7 a 14 días de descanso continuo.

Cuando nombramos la palabra vacaciones, nos podemos encontrar ejecutivos y trabajadores que les asusta descansar. Algunos consideran que siempre tienen cosas por hacer o que si se toman un tiempo, sienten que no pueden desconectar del trabajo, entrando en el sentimiento de obligatoriedad que les impide romper con su rutina laboral.

Si a estos pensamientos le sumamos la facilidad de empacar en nuestra maleta un portátil o llevar en las manos un móvil, es más difícil romper con la rutina y tomarse el merecido receso laboral que se requiere.

¿Qué pasa si no descansamos?

Cuando una persona no desconecta en vacaciones y a su vez, está rodeado de su familia y amigos, no sólo puede llegar a generar tensión con su comportamiento, sino que puede presentar diferentes estados de ánimo como mal humor, irritabilidad y nerviosismo, factores que terminan por afectar su relación con su entorno y hacer perder un tiempo valioso para compartir junto a la familia y amigos.

El no permitirnos desconectar, hace que nuestro tiempo de descanso no tenga la más mínima calidad y ayuda a que nuestra visión de la realidad sea limitada, a tal punto que, nuestras preocupaciones pasan a ser protagonistas de nuestro tiempo libre.

La falta de desconexión, también puede perjudicar a nuestra salud, de tal modo, que no es extraño escuchar que cuando vienen las vacaciones es precisamente cuando nos enfermamos. Más allá de las vacaciones, lo que nos ocurre es que nuestro cuerpo es víctima del choque entre la presión del trabajo y la disposición del tiempo libre.

Algunas de las cosas que podemos aplicar para que el descanso sea viable, está el graduar el uso de teléfono y el ordenador, revisar correos electrónicos de manera dosificada y fijar un solo momento de conexión al día.

Y cuando lo analógico domina, no hay que olvidar que se puede evitar la tentación con un buen libro, el deporte o decir sí a esas programaciones espontáneas junto a la familia y los amigos.

Tomarse un merecido descanso, no solo nos permite reforzar nuestras relaciones interpersonales, sino que también beneficia al equipo de trabajo al que pertenecemos, así como a la productividad de las empresas.

No hay que olvidar que el ejercicio de romper con la rutina y hacer recesos, también favorece a la creatividad, a la motivación y al buen clima laboral.

Adentrarse a nuevos ambientes donde la tranquilidad y la diversión son las consignas, nos permite entre otras cosas, sociabilizar, despejar la mente, generar nuevas ideas y porque no, aprender nuevas habilidades.

Y es que una mente despejada puede generar grandes ideas y nuevas herramientas, así como más ganas de hacer y ser. Por ello, no es mala idea mantener a mano una pequeña bitácora para plasmar en ella, esos momentos e ideas que surgen en las vacaciones para aplicarlos a la vuelta.

Verano es una época que incita a practicar ejercicio, desprenderse del reloj y hacer lo que nos apetezca. Permitirnos ser ociosos en nuestro tiempo libre, es una oportunidad única para disfrutar de las pequeñas cosas que por nuestras responsabilidades, obviamos día a día.

Descansar es simplemente darnos permiso para disfrutar y aunque parezca mucho, 7 o 14 días no es un tiempo tan extenso para decir si a la vida y a sus pequeños placeres.

¡DISFRUTA DE TUS VACACIONES!

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Mercedes Sánchez
Coach