Impulsar la motivación y el compromiso de los equipos es esencial para cualquier responsable de equipo.
Una de las estrategias más efectivas es el uso de incentivos, pero no cualquier enfoque resulta eficaz. En este sentido, es fundamental comprender cómo emplear los incentivos de manera inteligente y estratégica para obtener resultados duraderos. Es importante seguir ciertos principios clave que fomentan un ambiente de trabajo positivo y productivo.
No Prometer Recompensas por Adelantado
La anticipación de recompensas puede alterar las intenciones y el enfoque de las personas. En lugar de prometer recompensas de antemano, la sorpresa se convierte en un aliado poderoso. Al brindar recompensas en momentos inesperados, se crea un ambiente en el que las personas se centran en su trabajo y en lograr metas, en lugar de obsesionarse con la recompensa. Las sorpresas como recompensas generan un sentimiento genuino de gratificación y reconocimiento. Por el contrario, si las personas saben exactamente los incentivos o recompensas que van a recibir en todo momento puede que realicen el esfuerzo mínimo por recibirlas, más que en la calidad del trabajo.
Los mánagers pueden y deben cultivar un ambiente de trabajo dinámico y motivador
Mantener pequeñas las recompensas anticipadas
Es cierto que no siempre es posible evitar que las personas anticipen recompensas, pero esta anticipación puede ser inofensiva si las recompensas son pequeñas y simbólicas, como un desayuno en equipo o una felicitación pública. Al mantener las recompensas pequeñas, se minimiza el riesgo de que el enfoque se desplace de la tarea en sí misma hacia la recompensa, manteniendo intacta la motivación intrínseca.
Recompensar de Manera Continua, no una sola vez
La motivación no debería ser un evento esporádico. Cada día trae consigo oportunidades para celebrar logros y esfuerzos. Al adoptar una mentalidad de celebración continua, se establece un ambiente en el que los logros, por más pequeños que sean, son valorados y reconocidos. Esta práctica no solo mantiene a los equipos motivados, sino que también promueve un sentido de progreso constante.
Reconocimiento público, no privado
El reconocimiento es más efectivo cuando se lleva a cabo en público en lugar de forma privada. Cuando todos en el equipo son testigos de los logros y el reconocimiento, se refuerza la sensación de pertenencia y se fomenta una cultura de apoyo mutuo. Un recordatorio público regular tiene un impacto más profundo que un reconocimiento privado, ya que promueve una competencia amistosa y una mayor interacción entre los miembros del equipo. Sin embargo hay que tener cuidado si puede llegar a despertar envidias y habrá que ir poco a poco en la introducción de este tipo de prácticas en los equipos no maduros.
Saber motivar a los equipos no es opcional para un equipo de alto rendimiento
Reconocer comportamientos, no solo resultados
Si bien los resultados son importantes, reconocer los comportamientos y esfuerzos que condujeron a esos resultados es aún más valioso. Los resultados pueden lograrse a través de atajos o circunstancias favorables, pero los comportamientos reflejan la dedicación y el trabajo duro. Al premiar comportamientos positivos, se alienta a los empleados a mantener un alto nivel de compromiso y a seguir esforzándose.
Reconocer a los compañeros, no solo a los subordinados
El reconocimiento no debe limitarse a las relaciones jerárquicas. Los compañeros de trabajo suelen estar en una posición privilegiada para evaluar los esfuerzos y logros de sus colegas. Reconocer a los compañeros fomenta un ambiente de colaboración y solidaridad, y demuestra que el reconocimiento proviene de aquellos que conocen de cerca el esfuerzo involucrado. Esta técnica tiene que partir del líder que es la persona responsable de fomentar este tipo de prácticas.
Liderazgo basado en personas y relaciones
El reconocimiento efectivo va más allá de las recompensas tangibles. Un líder verdaderamente efectivo adopta un estilo de liderazgo centrado en las personas y las relaciones. Entender las fortalezas y necesidades individuales de los miembros del equipo y establecer conexiones genuinas crea un entorno en el que el reconocimiento se siente personalizado y auténtico.
Motivar a través de incentivos es una habilidad sutil que requiere una comprensión profunda de la psicología humana y de lo que impulsa a las personas a dar lo mejor de sí mismas. Al seguir los principios como no prometer recompensas por adelantado, mantener ciertas recompensas pequeñas anticipadas, recompensar de manera continua y pública, y reconocer tanto comportamientos como resultados, los mánagers pueden y deben cultivar un ambiente de trabajo dinámico y motivador.
Integrar estos enfoques en un estilo de liderazgo basado en personas y relaciones solidifica el compromiso de los equipos y establece las bases para la creación de equipos de alto rendimiento.
Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Consultor de Transformación Cultural
www.amartinez.net
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