Llevo más de 8 años formando en habilidades a multitud de profesionales de todos los sectores y desde multinacionales hasta pequeñas empresas familiares y esta pregunta me la hago cada vez que acabo uno de mis programas o cursos. ¿Esto ha servido realmente para algo?
Liderazgo, gestión de equipos, comunicación, inteligencia emocional y gestión del tiempo, son las competencias que más he enseñado en mil últimos años como profesional.
Sinceramente creo que los cursos que impartimos son excelentes en cuanto a dinámicas, conocimientos y herramientas que se llevan los participantes. Sin embargo, no podemos tener los ojos cerrados y sabemos perfectamente que una empresa no nos contrata para que los directivos y mandos intermedios tengas más conocimientos, sino para que mejoren sus resultados. ¿A través de qué? Evidentemente, a través de la mejora de sus habilidades, las conocidas soft skills.
Sinceramente creo que un programa, por muy extraordinario que sea, por muy práctico que lo queramos hacer, en sí mismo, tiene muy poco impacto en la empresa a nivel de resultados.
[blockquote]Los seres humanos tenemos una alta resistencia al cambio[/blockquote]
¿Por qué?
Pues sencillamente porque los seres humanos somos seres de costumbres y tenemos mucha resistencia al cambio. Es cierto que unos más que otros, pero la realidad es que cambiamos muy lentamente y las herramientas y las técnicas que se enseñan en este tipo de cursos son tremendamente innovadoras y por consiguiente, requieren una plasticidad mental que difícilmente se da en un par de días de formación, incluso en programas de todo un año.
¿Pero entonces cómo se puede llevar a la práctica todo lo aprendido?
En mi experiencia, sin una apoyo personalizado a través de un coach ejecutivo experimentado, es muy difícil que una simple formación cale en los asistentes más del 5% de lo asimilado. Sin embargo, mediante un proceso de coaching o mejor aún, con un sistema como el shadow-coaching sumado a una buena formación, el impacto en la persona puede llegar a ser entre el 30 y el 50%, ya que el coach trabaja directamente con el trabajo real del participante, no sólo sobre la teoría o los ejercicios prácticos de una formación.
Si eres de RRHH y estás pensando en desarrollar directivos y mandos intermedios, piensa en dejar una partida para el coaching o el coaching grupal dentro de tu programa, para integrar todo lo aprendido en el trabajo del día a día y que la formación no se quede al final en un montón de hojas perfectamente encuadernadas o en un archivo en una carpeta olvidada del disco duro.
Si estás interesado/a en diseñar en programa para mejorar las habilidades directivas en tu empresa, ponte en contacto con nosotros para más información. ¿Te ha gustado este artículo? Síguenos en Follow @Execoach_
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Ángel Martínez Marcos Coach Ejecutivo & Socio Director Follow @AngelCoach10