Todos sabemos que la sociedad ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años. Estamos, literalmente, en otro mundo marcado por el impacto de las redes sociales y el masivo uso de los Smartphones e Internet. Sin embargo, el mundo de la empresa sigue anclado en el mundo anterior, basado en la antigua Revolución industrial, donde los procesos y sistemas eran mucho más importantes que las personas.
Esto genera enormes problemas y choques emocionales entre sus profesionales, porque están experimentando una vivencia totalmente diferente cuando están trabajando en su compañía o cuando están viviendo su vida personal. Sin embargo, a pesar de experimentar esta incoherencia, dichos profesionales perpetúan y promueven de forma inconsciente el foco en las tareas, roles, estructuras y procesos, en lugar de poner el foco en las personas, en sus necesidades y emociones, en las relaciones, en los vínculos emocionales y sociales, que es hacia donde se dirige la sociedad irrevocablemente.
Esto se comprueba claramente en los directivos y jefes de equipo. Están obsesionados con que se cumplan los objetivos, que se respeten los protocolos y procedimientos, que se sigan las normas y reglas de la empresa y del sector. No digo que no deban cumplirse, es obvio que son necesarios dichos procesos y normas, pero esta es una visión claramente miope, además de desmotivadora. Las personas son organismos vivos, no máquinas para cumplir procedimientos. Las personas son sistemas que interaccionan con otros sistemas en constante evolución y dinamismo. Son emociones caminando y conectando. Y son las personas las que realizan las tareas, no las tareas las que hacen a las personas.
El liderazgo que está reclamando la sociedad y la empresa está basado en el foco en las personas, en su desarrollo, crecimiento y motivación. El liderazgo actual y del futuro debe contemplar a la persona como punto nuclear de la productividad de la empresa. Esto no es lo que sucede actualmente, donde el punto nuclear está en las tareas. Si las tareas no se han hecho, el director del Departamento se pone muy nervioso. Sin embargo, si las personas del equipo están estresadas, desmotivadas o desbordadas de trabajo, le da igual.
Aunque esto suena muy obvio y de sentido común, no existe ese sentido común en la mentalidad de la mayoría de los directivos de la empresa actual. Sólo hay honrosas excepciones, que afortunadamente también he conocido y conozco.
Si quieres marcar una diferencia en tu empresa, en tu equipo de trabajo, con tus colegas de Departamentos, céntrate en las necesidades y emociones de las personas con las que trabajas o interaccionas. Las tareas seguirán realizándose y los procesos continuarán cumpliéndose. La diferencia estará en que se harán con un mayor compromiso y calidad, con una mayor motivación y valor añadido al cliente.
Para cambiar el paradigma mental de los directivos, es imprescindible que reciban formación específica para desarrollar las habilidades de liderazgo que están reclamando las personas, complementado con un proceso de coaching para poder consolidar el cambio de forma sostenible.
Si te interesa información sobre un programa de desarrollo de habilidades para directivos en tu empresa, ponte en contacto con nosotros para más información.
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Javier Carril
Socio Director
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